La artritis reumatoide y la depresión pueden presentarse juntas. Si bien esto se sabe, en general, no se examina a las personas con artritis reumatoide para verificar si padecen depresión, por lo que es posible que no reciban diagnóstico ni tratamiento. Existen estudios que indican que si no se trata la depresión que se presenta con la artritis reumatoide, el tratamiento para esta última puede resultar menos eficaz.
No se sabe con certeza si la depresión y la ansiedad en las personas que padecen artritis reumatoide son consecuencia de los síntomas físicos o si la depresión es otro síntoma que se produce a causa de la inflamación sistémica crónica de la artritis reumatoide.
Los investigadores creen que las personas que tuvieron depresión antes de que aparezca la artritis reumatoide pueden tener una menor capacidad de respuesta al tratamiento de la artritis reumatoide. Se necesita más investigación para determinar la conexión exacta entre todos los tipos de artritis y la depresión. Si no se trata, la depresión en personas que padecen artritis reumatoide puede producir lo siguiente:
Se sabe que las personas que tienen artritis reumatoide y depresión de manera simultánea responden mejor cuando reciben tratamiento para ambas afecciones.
Si bien se pueden recetar diferentes medicamentos para tratar la artritis reumatoide y la depresión, muchas actividades pueden ser útiles para tratar los efectos físicos y emocionales de ambas afecciones, por ejemplo:
Las personas que padecen todos los tipos de artritis presentan un mayor riesgo de tener depresión y ansiedad. Si te han diagnosticado artritis reumatoide y te sientes deprimido o te preocupa que pueda manifestarse un cuadro de depresión, es importante que hables con el médico. Con medicamentos, apoyo y un plan de acción personalizado, la depresión y la artritis reumatoide son afecciones que pueden tratarse.
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