Con el paso de los años, nuestro sistema esquelético se ve afectado por diversos cambios. Los huesos pierden densidad y se vuelven más propensos a fracturas, mientras que las articulaciones se tornan rígidas y dolorosas, limitando la movilidad. Estos cambios se deben a diversos factores como la disminución de la masa ósea, el desgaste del cartílago y la presencia de inflamación.
El líquido de las articulaciones suele disminuir, causando que el cartílago empiece a friccionar y a desgastarse. Los minerales se pueden depositar en algunas articulaciones y a su alrededor. Esto es más común alrededor del hombro.
Las articulaciones de la cadera y de la rodilla pueden comenzar a perder cartílago. Las articulaciones de los dedos pierden cartílago y los huesos se adelgazan ligeramente. Los cambios en las articulaciones de los dedos, más a menudo una hinchazón ósea llamada osteofitos, son más comunes en las mujeres. Estos cambios pueden ser heredados.
Los cambios en los huesos y articulaciones pueden tener un impacto significativo en nuestra calidad de vida. Los huesos frágiles pueden aumentar el riesgo de caídas y fracturas, lo que puede llevar a discapacidades e incluso la muerte. Las articulaciones rígidas y dolorosas pueden dificultar las actividades cotidianas, como caminar, subir escaleras o vestirse. Estos cambios también pueden afectar nuestra postura, equilibrio y coordinación.
Prevención: Si bien los cambios en los huesos y articulaciones son una parte natural del envejecimiento, hay cosas que podemos hacer para retrasarlos o prevenirlos. El ejercicio regular, una dieta saludable y mantener un peso adecuado son importantes para mantener la salud de los huesos y las articulaciones. También es importante hablar con su médico sobre la detección y el tratamiento de la osteoporosis y la artritis.